domingo, 14 de junio de 2015

Placa histórica de la calle López Mora



Sabido es por todo Vigués, o por quien anda por sus calles, que a lo largo de los años el progreso urbanístico se ha visto empañado por un profundo desinterés por el patrimonio cultural. Hay cientos de casos que no voy a enumerar en esta entrada, solo poner cómo ejemplo que donde hoy está plantado el edificio del Ayuntamiento, estaba en pié el Castillo de San Sebastián, del que solo quedan un par de torretas de vigilancia, ocultas tras un bloque de hormigón.
El caso es que hace mas o menos un año, creí haber sido testigo de otro atropello de tal índole, cuándo al pasar por la calle López Mora, donde se encuentra con Tomas Alonso y Pí y Margall, el denominado “cruce de Peniche”, presencié con estupor la demolición de tres pequeñas casas antiguas, donde en una de ellas podía apreciarse un relieve con lo que supongo sería el año de construcción, 1890, y una placa también en relieve y colorida con el nombre de la calle López Mora.


La placa en cuestión está recogida en el catálogo de Bienes Culturales del Concello de Vigo. En su correspondiente ficha se dice que la autoría de este objeto ha sido atribuida al artista vigués Alejandro Curty, y se resalta que es la única placa policromada que se conserva en la ciudad.

  La obra presenta una orla central en la que se sitúa un bajorrelieve que representa a una campesina sembrando, en una escena en la que de fondo se ven una pareja de vacas y unas casas. Presidiendo la escena aparece un castillo, como el del escudo de la ciudad pero sin olivo. A ambos lados de la ornacina cuelgan sendas ramas de roble llenas de hojas y bellotas. En la parte inferior está la leyenda: Calle de López Mora. Distintas tonalidades de azul y el color blanco establecen la policromía de la pieza.



Digo arriba que “creía” haber sido testigo de otro atropello, porque no hubo tal atropello. Esas tres casitas, deshabitadas, no aportaban mucho a la zona, y hacían muy incomodo el ingreso con coche a la calle de Los Pazos, con lo que se ideó crear una especie de parque que hiciera más funcional este cruce de caminos.



Sobre esta idea empezó a trabajar el pintor gallego Antón Pulido hasta alumbrar la que pasará a llamarse “Plaza Aperta”. El artista ha optado por un diseño curioso en el que los bancos dibujarán sobre el hormigón pintado del suelo la palabra que da nombre a este nuevo espacio. Cada una de las letras de "a-p-e-r-t-a" será un banco curvo con espacio suficiente para que lo utilicen grupos de vecinos.
Al margen del gran cambio en superficie, lo que más llamará la atención de esta plaza da Aperta será el mural que rodeará la misma y ascenderá por el lateral del edificio que hace de fondo. 


 
Y la placa? Fué restaurada y re colocada en la acera de enfrente.


 











En fin, que así cómo me pareció una incoherencia y una ridiculez lo de la rotonda de Coia con el Barco, tengo que reconocer esto de la Plaza Aberta cómo un acierto.











sábado, 13 de junio de 2015

Arqueología en Vigo - Mámoa "Casa Dos Mouros"

 

A Madroa es una zona de Vigo donde abundan los restos históricos de épocas remotas. Repartidos por todo el monte de Candeán, O Vixiador y del Monte Penide, entre los concellos de Vigo y Redondela, podremos encontrar multitud de mámoas y dolmenes, así como abundantes petroglifos y hasta los restos de un viejo castro en San Esteban de Negros. Son restos del neolítico, casi todos ligados a la cultura megalítica, que se desarrolló en Galicia tres o cuatro milenios antes del año 0.







  Este, el llamado “Casa Dos Mouros”, es uno de los mejor conservados y de mayores dimensiones que se encuentra en Candeán, en el concello de Vigo, muy próximo a los campos de entrenamiento de R.C. Celta y muy cerca también del Parque zoológico de A Madroa.
Presenta 5 Grandes piedras verticales, más la losa superior, caída contra un lado. La cámara mide unos 3 mts de largo por 2 mts de ancho, y la altura llega casi hasta los 2 mts.




Lo que vemos hoy en día, son los restos descubiertos de una tumba de un enterramiento neolítico, ya que en su origen y en un pasado, las piedras estaban cubiertas por un pequeño montículo de tierra, que es lo que recibe el nombre gallego de "mámoa".


El nombre de "Casa dos Mouros", proviene de un ser mitológico gallego (o mouro), cuya existencia está casi siempre ligada a estas milenarias piedras y a otros lugares históricos y legendarios de toda Galicia.

También se pueden observar piedras sueltas en el montículo que seguramente formarán parte del dolmen. 







miércoles, 20 de mayo de 2015

Monumentos en Vigo - 7

"EL BARCO"

Este debe ser el último, o el mas nuevo, en fin, pero de seguro el más controvertido "monumento". Se trata del "Alfageme", un barco pesquero constrúido en la década del 40 en los Astilleros "Hijos J. Barrera", de Vigo. Con la Particularidad de ser el último barco de pesca de altura de este tipo que se conserva, y el último de los que se hicieron con remaches, ya que desde 1944 se utiliza soldadura en lugar de remaches.
 
Después de jubilarse, en 1998, el barco fué cedido al Ayuntamiento de Vigo, donde por falta de mantenimiento se mantuvo a duras penas, semihundido, en un muelle de Bouzas.


  En el año 2000, durante la Alcaldía de Perez Castrillo (BNG), a punto de pasar a desguace, se incorporó al inventario de bienes municipales, quedando en custodia del Astillero Cardama.
 
Donde pasó nuevamente al olvido, hasta que, en tiempos de Corina Porro, Alcaldesa del PP, se aprobó la restauración del Barco, con todos los votos a favor, salvo los del PSOE que votó en contra.




En fin, ironías del destino, iba a ser un Alcalde del PSOE, Abel Caballero, quien, después de siete años de gobierno sin ocuparse en lo más mínimo del barco en cuestión, decidió darle al Alfageme un destino final, la glorieta de Coia, con los votos en contra de PP y BNG.



Y con el repudio del movimiento vecinal Gamonal, que iniciaron las protestas al saberse destino y coste de las obras. Llegando incluso a paralizar las obras ocupando la rotonda día y noche.


En resumidas cuentas, que ya está. Ni en un astillero de Bouzas, ni en el Museo Do Mar, ni a desguace. El Bernardo Alfageme, después de más de cincuenta años surcando mares, duerme en una glorieta del barrio de Coia, frente a un supermercado.





                                                                                                                       Y ya nunca será Museo...